El Secreto de la
alquimia:
El secreto de la
alquimia, así es como algunas familias Españolas lo tuvieron que aprender al
comienzo de 1939 (14 de mayo) con la cartilla de racionamiento (hasta
mayo1952). Cualquier cosa servía para
espantar las huestes del hambre, por un
día a aquellos estómagos devorados por la hambruna, como compañera de viaje.
Período 1936:
Acompañados por los gritos desgarradores, de los padres que
perdían a sus hijos, esposas, o padres por la guerra civil española y como único abrigo los harapos, y los
chinches (pulgas) como almohada de la noche. Durante la contienda los campos
Españoles, se convirtieron en tumbas, que hacían estériles las semillas del
pan. Los senderos fueron desiertos, y por
ellos solo corría, el olor a pólvora y lágrimas de tanto entierro.
Sobrevivir:
Conseguir sobrevivir en aquella época, era todo una épica.
El llevarse un mendrugo de pan a un famélico estomago era todo un dilema
diario. Cualquier cosa era buena relata una Albaceteña que con solo nueve años
le toco vivir aquellos años. Estábamos tan hambrientos que mi padre tenía que robar
uvas por la noche, íbamos a recoger hierbas al campo (collejas, cardos) que mi
madre cocía para comérnoslos como verduras no había otra cosa, si encontrábamos una cascara de naranja
en la calle nos la comíamos, y otro relata que el no conocía el plátano estos y
otros relatos eran frecuentes. Que podía hace una familia de ocho hermanos que
una vez al mes recibía los cupones de
comida, un poco de leche en polvo, un
pan, de maíz que se deshacía en las manos, un bacalao (comida de pobres), no
conocían la carne y no recibían aceite y todo cocinado con sebo de animal.
Hasta para ser pobres había que llegar el primero. En el mil
novecientos cuarenta y tres, entra en vigor la cartilla de individual, pero aun
así los alimentos seguían siendo de mala calidad. Las colas eran interminables,
y coger un sitio era de vida o muerte, pues a los últimos no les llegaban las raciones. Anterior al cuarenta y
tres toda la población tuvo que hacer
una declaración jurada de ingresos,
quedando la misma divida en tres categorías.
Categoría 1ª con 24 cupones cada cartilla tenían derecho a,
azúcar, aceites, legumbres, y arroz.
Categoría 2ª
6cupones, dos de aceite, dos de azúcar, y dos de legumbres
Algunas severas advertencias para su uso
Para el uso de la misma había que seguir al pie de la letra algunas normas que
eran de obligado cumplimiento (10) :
La colección de cupones de racionamiento es personal no alcanzando
Sus beneficios más
que a su titular pudiendo exigirle que justifique la propiedad de la
colección, de cupones con la
correspondiente tarjeta de abastos. Con al colección de los mismos podrán adquirirse
articulo si condimentar, en las tiendas, economatos, y cooperativas en la que
estuviera inscrito, cuando se use en la misma localidad. Si los artículos son condimentados, podrán comprarse en cualquier establecimiento
del territorio Nacional. Para usar los cupones que los cortaría quien entregue
los artículos deberán presentarse en unión de la cartilla. por un cambio de
residencia definitivo o traslado, o por vivir en otra localidad eta obligada a solicitar la baja en los
establecimientos donde estaban inscritos la colección y adjuntar los boletines
de baja, en la oficina de abastos y transportes de la localidad de su
residencia. Aquel que se ausente al extranjero entregara dicha colección de los
mismos en la frontera por la que haga la salida. En las panaderías se cortara
el cupón de pan (diario) y serán valido el cupón o cupones al (día) al que se refiere el suministro.
mercado negro(estraperlo) en todas las ciudades y pueblos de la geografía Española. La opción era acudir a él . En el (1946) esta tasa oficial alcanzo cotas excepcionales según la la cámara de comercio de Sabadell. Ese año el precio del azúcar se multiplico por diez, el pan por cuatro, y el arroz por tres. Las mujeres extraperlistas, llegadas de Vigo se colaban en el cuartel de Guadalajara (según relata un Alcarreño guardia civil) para comprar a 10 pesetas la harina que recibían a dos ( el sueldo de un agente era de 300 pesetas). Como no se iban a comer los pulgos de las patatas tan exiguos y famélicos esqueletos andantes, Maldita hambre Maldita.
Datos recopilados por este blog: Manuel Iglesias
Agradecimientos:
Hombres y mujeres del Concejo Gozón.
Parroquias consultadas
Santa Leocadia de Laviana, Santiago Anbiedes, San Martín de Podes, San Martín de Cardo:
Edad media encuestados 85/95 años
Duración de la misma meses 2/5
Kilómetros recorridos media 60/80
Repartos en el concejo:
Según datos facilitados
Santa Leocadia: 1ª escuelas de Laviana 2ª casa parroquial Maestro en dicha fecha Francisco Macias Vega
Samtiago Barreo: La torre de Funtin ( con 95 años de antiguedad)
Cardo: escuelas parroquiales
San Martín de Podes: escuelas
El campanario de Santa Leocadia: hechos ocurridos en la fecha1936/1938
Este campanario al igual que otros fueron pastos de llamas, el que vemos hoy aquí sobrevive despues de su reconstrución (94 años de historia) según datos facilitados ayer por un vecino que le doy las gracias públicamente.
Año 2013 Noticia en los medios de comunicación:actualidad:
Me crié con cartilla de racionamiento y moriré con ella´
Valencia Sucedió la semana pasada en el Banco de Alimentos de la Pobla de Vallbona. Y a Jaime Serra, su director, le crujió el alma nada más oírlo. El hombre andaba por los 82 años y, asfixiado por la necesidad, consiguió que le dieran el carné que le permite sacar comida durante medio año en esta institución benéfica. Desde lo más hondo de su ser, a este anciano de l´Horta crecido en la guerra y la posguerra -y que en su anonimato simboliza a miles de compañeros de generación- le salió una frase que resume toda una vida: «Para criarme, mis padres tuvieron que echar mano de una cartilla de racionamiento. Y ahora, después de toda una vida trabajando, repito la historia y moriré con cartilla».
Una
usuaria recoge los alimentos en el Banco de Alimentos de Valencia en una imagen
de esta misma semana Agencia REUTERS fuente el Mercantil Valenciano
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