Un grupo de sabios judíos se reunió para intentar crear la
constitución más breve del mundo, si, en el espacio de tiempo que un hombre
necesita para guardar el equilibrio sobre un solo pie, alguien fuese capaz de
definir las leyes que deberían regir el comportamiento humano, sería
considerado el más sabio.
Dios castiga a los pecadores--- dijo uno.
Los otros argumentaron que aquello no era una ley, .sino una
amenaza; la frase no fue aceptada.
En ese momento, se acercó el rabino Hillel y, poniéndose
sobre un pie, dijo:
--- No hagas a tu prójimo aquello que detestarías que te
hiciesen a ti; ésta es la ley.
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