Introducción:
Los yariguíes fueron un pueblo indígena que se situaba en
una extensa zona selvática del Magdalena Medio, al occidente del actual
departamento de Santander, en Colombia.
rio magdalena La magia de bocas de ceniza |
Los límites aproximados de su territorio eran: los ríos
Minero (sur) y Sogamoso (norte), y entre las cimas de la cordillera Oriental y
el río Magdalena. Vivía, pues en una región de bosques y selvas, de altas
temperaturas y mucha humedad, lo cual hacía difícil la vida de sus habitantes.
Se afirma que los yariguies tenían una tasa alta de mortalidad infantil y que
la esperanza de vida no superaba los 45 años.
Historia:
Desde un comienzo esta comunidad indígena se manifestó
hostil a la presencia de los colonizadores españoles, presentándoles una fuerte
resistencia para impedir la penetración en sus tierras. Los cronistas, como
Fray Pedro Simón, refieren que los Yariguíes -junto con las dificultades
propias de la selva- utilizando macanas, flechas, dardos envenenados y tácticas
que recurrían a la sorpresa, logró reducir a 169 hombres en el siglo XVI el
ejército de Gonzalo Jiménez de Quesada en el siglo XVI, compuesto inicialmente
por 900 individuos.
Pertenecientes a la familia lingüística Caribe, los
yariguíes, eran un pueblo formado esencialmente por cazadores y recolectores
nómadas, educados para la guerra. Estaban divididos en clanes independientes
(arayas chiracotas, tolomeos, suamacaes, opones y carares) gobernados cada uno
por sus caciques de manera autónoma. Hacia 1570, cuatro caciques fueron los más
conocidos por los españoles: Beto, de los arayas, Caciquillo, de los opones,
Martinillo, de los carares y Suamacá, de los suamacaes, dedicados a asaltar las
embarcaciones que por el río Magdalena o por los ríos Sogamoso, Carare y Opón,
transportaban colonos, milicianos y mercancías a Vélez y a Santafé de Bogotá.
También atacaban poblados y tropas de soldados que hacían batidas contra
aborígenes.
Es famosa la resistencia ofrecida por años a los colonos por
el cacique Pipatón, quien había sido apresado en 1601, siendo víctima del corte
de sus talones, a pesar de lo cual escapó y volvió a encabezar la resistencia
yariguí contra los españoles. Sin embargo, al final de su vida, se entregó a
las autoridades coloniales y fue enviado a Santa Fe con destino a un convento
de frailes, donde falleció a después de 1612. En la resistencia también fue
importante el papel de su esposa, la cacica Yarima.
Tres circunstancias vinieron a pesar negativamente en contra
de los deseos de los Yariguíes de ver su tierra libre de intrusos: su baja tasa
de natalidad, el aumento de la presencia de colonos y las enfermedades traídas
por los europeos, especialmente la fiebre porcina, la viruela y el sarampión,
contra las cuales los aborígenes carecían de defensas inmunitarias. Todo esto
hizo que la población de indígenas se redujera drásticamente en los siglos XVII
y XVIII.
Finalmente lo que no pudieron hacer los españoles lo
lograron las empresas capitalistas. El exterminio de los Yariguíes es uno de
los tantos genocidios cometidos contra las comunidades indígenas americanas,
quedando todos en total impunidad.
Se calcula que en el momento de la llegada de los españoles
en 1536, los Yariguíes conformaban una población de 50.000 personas. Tres
siglos más tarde todavía sobrevivían unos 15.000. Hasta entonces, de acuerdo
con relatos de viaje de la época, los bosques y selvas que conformaban su
hábitat permanecían en buena parte intactos. Hacia 1880 los Yariguíes eran
10.000, 5.000 en 1900, 1.000 en 1910, 500 en 1920 y ninguno en 1940. La
extinción definitiva de esta altiva comunidad se debió a los nuevos colonos mestizos
que invadieron su territorio en busca de tierras para el pastoreo, la
adquisición de quina, de tagua, de madera y por último, de petróleo. Además, un
proyecto de construcción un camino del Socorro, entonces capital del Estado
Soberano de Santander al río Magdalena, conllevó incursiones por la región,
haciendo auténticas "cacerías" de indígenas y destruyendo aldeas
completas.
El triste exterminio de los Yariguies fue completado en la
primera mitad del siglo XX por las petroleras Standard Oil (hoy Exxon Mobil) y
Texas Petroleum, que explotaban el petróleo encontrado en la región circundante
a Barrancabermeja y destruyeron los medios de vida de los indígenas.
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