Introducción:
Dibujo de 1912 de un joven tatuado de la etnia wichí (mataco-vejoz) |
Wichí, wichíes o weenhayek en
Bolivia o mataco en quechua -en alusión como denominación peyorativa a una
especie de armadillo (Tolypeutes matacus)- son los nombres que reciben los
integrantes de una etnia indígena del Chaco Central y del Chaco Austral, en el
centro de América del Sur.
Distribución geográfica:
Hacia el siglo XVI los wichís
habitaban las zonas occidentales del Chaco Central y Chaco Austral, que
integran la región del Gran Chaco, principalmente la margen izquierda del río
Bermejo entre los 21º S y los 22º 55' S. Tiempo después, presionados por la invasión
de los avá guaraníes y su propio crecimiento demográfico se desplazaron hacia
el norte del Río Bermejo y hacia el sureste de la región chaqueña.
Su antigua proximidad con el
límite de las etnias ándidas les aportó rasgos culturales característicos, como
la monogamia, la posesión de territorios por parte de familias (grupos
restringidos de parentesco) y una incipiente agricultura con acumulación de
excedentes que favoreció un relativo sedentarismo.
Hacia inicios de 2005 los wichís
habitan principalmente en el este del Departamento de Tarija, en Bolivia y en
el Chaco salteño ubicado en el noreste de la de Provincia de Salta, República
Argentina. Existen además asentamientos en el oeste de las provincias
argentinas de la Provincia de Formosa, de la Provincia del Chaco y en el
extremo noroeste de Provincia de Santiago del Estero y es posible que haya
algunos en el extremo sudoeste del Chaco Boreal en el Paraguay, pero no fueron
registrados por los últimos censos.
Grupo de wichíes hacia 1890. |
Origen:
Muchos antropólogos atribuyen a
los wichis origen patagónico o pámpido aunque con indudables influjos y aportes
amazónidos y ándidos lo cual se ve reflejado en sus tallas: sus estaturas son
generalmente menores que las de otras etnias chaquenses de la familia pámpida.
Zapallo hervido para puré, |
Sociedad:
Ya en el siglo XVI los wichis
adoptaron un sedentarismo casi completo, poseyendo paraderos y asentamientos en
las orillas de los ríos. Formaron comunidades relacionadas por parentesco; cada
una de éstas estaba administrada por un jefe anciano y un consejo comunitario
de varones que gobernaba cada aldea (huef o huet).
Varias comunidades o grupos
parentales formaban parcialidades. Sus viviendas eran chozas (huep) construidas
con ramas, teniendo forma de cúpula de 2 a 3 m de diámetro en cada una de las
cuales convivían los integrantes de una familia. La familia era generalmente
monógama aunque los caciques solían tener más de una mujer. Las familias se
agrupaban en bandas u hordas de caza que aceptaban la autoridad de un cacique.
Estas bandas, también llamadas tribus, variaban en cantidad de individuos y se
desplazaban en busca de lugares con buena caza, pesca y frutos vegetales. Se
instalaban por lo general en lugares altos y cerca de los ríos y lagunas.
Alimentación:
El sustento principal de los
wichis era la caza, la pesca y la recolección. Es así que mientras las mujeres
se dedicaban al cultivo de pequeños zapallos, todos en cuanto les fuera posible
se dedicaban a la recolección estacional de cocos de palmera (pindó, yatay y
caranday), algarroba, porotos cimarrones, tuna, tasi y miel.
Los ciclos de obtención de
recursos alimentarios significaron que organizaran su calendario de un modo
circular: el inicio de año se celebraba ritualmente en el tiempo que
corresponde al mes de agosto, desde ese inicio de año sucedía la estación
llamada nawup ("luna de las flores"), luego le seguía desde noviembre
la yachup ("luna de las algarrobas"), tras ésta a fines del verano
austral venía la estación lup ("luna de las cosechas"), siguiéndole
la fwiyeti(up) ("luna de las heladas").
Sus utensilios y artefactos eran
principalmente de metal con una punta bastante puntiaguda (por ejemplo los
"palos de kawalapiti" que mantenían alguna semejanza con las llakta
de los pueblos ándidos), aunque realizaban obras de cestería, cerámica, piedra
pulida y textiles como las yika o bolsas de caraguatá o chaguar muy usado para
confeccionar sus elegantes morrales y bolsos llamados yiska.
Historia:
Durante el siglo XX sus condiciones de vida han sido casi las de la indigencia, subsistiendo con el cultivo de pequeñas parcelas, la recolección, caza y pesca del degradado medio ambiente de la región, o la venta de artesanías de gran valor artístico y técnico (los varones realizan tallas en madera de guayacán, las mujeres producen tejidos de caraguatá -o chaguar- y pequeñas cerámicas). Como los integrantes de otras naciones indígenas argentinas, los wichí se han aculturado en gran medida y muchos de sus integrantes han migrado a zonas urbanas en donde suelen estar ubicados en las villas de emergencia. Muchos de los wichís han sido convertidos al protestantismo de los grupos llamados evangelistas.
Técnicas artesanales:
El chaguar:
El chaguar (Bromelia hieronymi,
Bromelia serra) es una planta alimenticia y textil que puede encontrarse en
todo el chaco salteño, y cuya fibra ha sido utilizada desde tiempos
inmemoriales por los wichí. Está en el corazón de su identidad cultural.
El chaguar es una actividad
netamente femenina. Las mujeres, en pequeños grupos, salen al monte a cosechar,
ellas desfibran la hoja, ellas hilan, tiñen y tejen. Las wichís conocen bien
los lugares donde encontrarán chaguar. De cada chaguaral solo eligen aquellas
plantas que tienen el tamaño y la calidad requerida. Eligen las hojas, sacan
las espinas, y las pelan, separando las fibras de la parte externa. Luego la
fibra es limpiada machacándola, raspándola y remojándola en agua una y otra
vez. Cuando está limpia se la seca al sol por uno o dos días. El hilado se hace
uniendo varias hebras, torciéndolas con un movimiento veloz de las manos sobre
el muslo. Una vez hilada la fibra, y teniendo muchos metros de hilo, se forman
ovillos. Se tiñe el hilo, usando diversos tintes (negro, marrón, gris, rojo son
los más usuales) preparados sobre la base de plantas del monte. Y finalmente,
se hace el tejido.
Las wichís tejen sus yicas en
forma de malla apretada trabajándolas con una gruesa aguja de madera, dos palos
plantados en el suelo y un hilo tirante entre ellos; sobre éste hace una
primera hilada de lazada con la cantidad de mallas necesarias para el tamaño de
la yica a confeccionarse. Después hace una segunda vuelta entrecruzando los
hilos de tal modo que sin apretar el nudo queda la malla abierta.
Los típicos dibujos que tejen
combinando diferentes colores reciben nombres tales como “codos”, “lomo de
avestruz”, “caparazón de tortuga”, “cuero de lampalagua”, “frutos de doca”,
“dedo de carancho”, “pata de corzuela”, “pata de loro”, “cuero de yarará”,
“pata de zorro”, “pecho del pájaro carpintero”
No hay comentarios:
Publicar un comentario