Introducción:
Los asmoneos o hasmoneos (en hebreo חשמונאים, Ḥašmōnaʔim) fueron los sucesores
directos de los macabeos que lograron establecer un poderoso reino en lo que
hoy es Israel, en contraste con las expansiones del Imperio seléucida. Con los
asmoneos, las fronteras del reino judío llegaron casi a las dimensiones de los
remotos tiempos de David y Salomón. Aunque descendían directamente de los
macabeos («Juan Hircano I era hijo de Simón, el último de los Macabeos»2 ), lo
cierto es que tuvieron grandes diferencias en sus acciones, los ideales que los
movían y sus aspiraciones políticas. Su apogeo duró el doble del de sus
inmediatos ancestros, desde el 134 a. C. hasta el advenimiento del Imperio
romano en Israel en el 63 a. C.
Identidad:
Moneda de Juan Hircano. |
La palabra asmoneo viene del griego ασμονεο, que se traduce
como 'descendiente de Asmón',3Ἀσαμωναῖος o Asamoneus, antepasado de los
Macabeos, sacerdote del grupo de Joarib.Aunque para muchos estudiosos la
dinastía de los asmoneos no es más que la continuación de la macabea, lo cierto
es que tienen notables diferencias históricas que deben resaltarse. En primer
lugar los ideales religiosos y su celo por la defensa del Templo de Jerusalén,
del monoteísmo y de la independencia del reino de Judea, que eran
características de los macabeos, perdieron toda su fuerza con los asmoneos, más
ambiciosos y preocupados por extender su poderío militar, y marcados por las
intrigas, traiciones y luchas fratricidas. Estos conflictos fueron los que en
parte pudieron haber hecho un tanto menos complicada la conquista romana de
aquel territorio.
Fragmentos de las murrallas de samaria la de la izqui fue destruida por Juan Hircano |
Los macabeos:
Tanaj |
La historia de la dinastía asmonea continúa la de la
dinastía macabea, cuya principal fuente histórica son los dos libros bíblicos
reconocidos por los cánones católicos, pero no por aquellos rabínicos. La razón
por la cual los dos libros no fueron incluidos en el canon de la Tanaj es que
estaban escritos en griego, pero ello no significa que no sean valorados como
documentos históricos. Los relatos del historiador clásico Flavio Josefo dan
razón de la existencia de estas dos dinastías que se enlazan entre la
decadencia del Imperio seléucida, de corte helenístico, y el surgimiento del
Imperio romano. Sin embargo, los libros bíblicos se detienen en los macabeos e
ignoran a sus sucesores, menos preocupados por las cosas del cielo y más
celosos de los asuntos terreales.
Política:
Si bien para los Macabeos la razón de ser de sus luchas
contra el Imperio seléucida era la defensa de su fe y la independencia de su
pueblo, para los Asmoneos ello pierde su sentido como motivo principal y es
cambiado por ambiciones políticas muy concretas y a toda costa. Una de las
características principales de su gobierno fue la expansión lograda gracias al
debilitamiento de los seléucidas, especialmente aquellos radicados en Siria.
Para entonces, la República Romana se consolidaba lejos y no representaba una
amenaza real, lo que permitió que los Asmoneos ampliaran las fronteras de
Israel: se establecieron en Samaria, Galilea, Idumea, el Golán, el litoral del
Mediterráneo y la Transjordania. Dichas conquistas representaron para el reino
tiempo próspero y el alejamiento del peligro de perder la independencia y ver
amenazada la identidad cultural con el advenimiento del helenismo que tanto
preocupaba a los celosos del Templo. Con la excepción de la reina Salomé
Alejandra, los Asmoneos se pusieron de parte de la secta sacerdotal de los
saduceos y en contra de los fariseos. La primera era más de corte
aristocrático, mientras que los fariseos estaban más con el pueblo.
Sin embargo, en sus conquistas hicieron aquello que sus
ancestros habían sufrido durante las invasiones extranjeras: forzaron la
circuncisión de los pueblos conquistados, como los idumeos, destruyeron
ciudades y atrajeron un gran odio no sólo entre sus colonias sino entre su
propio pueblo.
Historia:
El último de los Macabeos, Simón, reinó en paz, mientras el
Senado romano reconoció su dinastía en 139 a. C. Pero la situación cambiaría
pocos años después en 135 a. C. cuando fue asesinado en compañía de sus hijos
Matatías y Judas por instigación de su cuñado Ptolomeo hijo de Abubus. Esto le
abrió el camino a su tercer hijo, Juan Hircano que entre el 134 a. C. y el 104
a. C. abriría el linaje de los Asmoneos. Se aseguró el poder después de la
matanza de Dok en contra de las oposiciones de Antioco VII Sidete de Siria
quien pedía para sí las ciudades de Jope, Ghezer y sitió Jerusalén. Ambos
hicieron un pacto en el cual Jope y Ghezer serían de los judíos, pero le
pagarían impuesto a Siria y Juan Hircano ayudaría a Antioco contra los partos.
Antioco moriría en una batalla contra los partos en 129 a. C., lo que significó
un golpe de suerte para el nuevo líder. Se puso en marcha y conquistó
posiciones estratégicas como Madaba, Siquem,8 Edom, Bet Shean y Samaria. Si en
principio era amigo de la secta de los Fariseos, bien pronto estos le quitarían
su favor al ver lo que sería la nueva dinastía reinante con actos políticos que
contradijeron aquellos religiosos como declararse a sí mismo Sumo Sacerdote sin
ser descendiente de Sadoq. Como testimonio de este periodo queda en la
actualidad la Fortaleza Hircana en el Desierto de Judea.
Pompeyo profana el Templo de Jerusalén |
Antes de su muerte, Juan decidió que su mujer le sucedería
en el trono y su hijo mayor (tenía cinco hijos varones) Aristóbulo I fuera el
Sumo Sacerdote, pero no el rey. Sin embargo, muerto el padre, Aristóbulo puso
en prisión a su madre y tres de sus hermanos, entre los que estaba Alejandro
Janeo. Su gobierno solo duró un año porque murió de una dolorosa enfermedad en
103 a. C. Puestos en libertad los prisioneros, la sucesión le correspondió a
Alejandro Janeo que gobernó hasta el 76 a. C. y murió durante el sitio de la
Fortaleza de Ragaba. Le sucedió su mujer, Salomé Alejandra
, que reinó hasta el
67 a. C. y que pasó a ser la única monarca mujer en la historia de Israel (sin
contar a Atalía, que usurpó el trono del Reino de Judá y gobernó 6 años hasta
que fue derrocada y ejecutada). Bajo su mando, se vivió un tiempo de paz y
gracias a ella la secta de los fariseos, enemigos de los anteriores reyes,
pudieron consolidarse y adquirir importancia. Los fariseos tenían la simpatía
del pueblo, por lo que la Reina adquirió el aprecio de todos y le dio la
fisonomía al judaísmo de las generaciones futuras. Tenía dos hijos, Hircano II,
el mayor, de carácter tranquilo y Aristóbulo II el menor, heredero del carácter
propio de los Asmoneos. La Reina, que había regido con tranquilidad y justicia
por largos años, era la madre de quienes llevarían al desastre definitivo la
independencia de Israel.
Muerta la reina Salomé Alejandra, su hijo menor Aristóbulo
II ya había preparado el ambiente para tomarse el poder. Hircano II tenía el
título de Sumo Sacerdote durante el reinado de su madre y, muerta Alejandra,
correspondía a él por derecho el título de Rey de Israel. Pero su hermano no lo
aceptó. Le declara la guerra y lo vence en Jericó en donde ambos negocian la paz
de cuyos acuerdos Aristóbulo II queda con el título de rey y sacerdote,
mientras Hircano II se retiraría a una vida tranquila con una renta vitalicia.
Este acuerdo hubiera sido perfecto y hubiera resuelto el conflicto si no
hubiera entrado una tercera persona en escena: Antípatro el Idumeo,
Templo de Jerusalen |
Fiesta de los asmoneos: |
que había
sido gobernador de Edom durante el reinado de Alejandro aneo.Antípatro no
estaba de acuerdo con que Aristóbulo se tomase el poder. Su primer movimiento
político fue invitar a Hircano a refugiarse en la corte del rey Aretas, rey de
Petra y con este hace un pacto en el cual las ciudades de Transjordania serían
de Aretas si ayudaba a Hircano a recuperar el poder. El rey Aretas emprende
entonces el asedio de Jerusalén y se enciende la guerra civil. Entra entonces
en escena otro personaje que cambiaría a su vez los acontecimientos, Pompeyo el
Grande, junto a otros generales romanos, estaban en Siria que ya había sido
conquistada por la ascendente República Romana. Los dos hermanos asmoneos se
dirigen a ellos pidiendo ayuda. Pompeyo, que quiere derrotar a Aretas y a los
nabateos, ve que el conflicto entre los dos hermanos le beneficia y se opone a
Aristóbulo que huye en un primer momento a la Fortaleza del Alexandrión.
Pompeyo asedia Jerusalén y los saduceos del partido de Aristóbulo, resisten
valerosamente en el Templo. En el año 63 a. C., después de tres meses de duro
asedio, el general romano Pompeyo el Grande toma Jerusalén y en el acto mueren
12 mil judíos. Queda un hecho recordado con amargura por el historiador judío
Flavio Josefo: «Nada aflige tanto al pueblo en aquella desventura como el
Santuario hasta ahora invencible, desvelado por extranjeros». El romano,
espiando en la oscuridad, no encontró nada: «Nulla intus deum effigie vacuam
sedem et inania arcana» («No vi ninguna imagen de dios, sino un espacio vacío y
misterioso»).
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