Introducción:
Mansi
Los mansí (que se llaman a sí
mismos maan's'i o maan's'i maahum - las tribus orientales se hacen llamar
män's-, que significa "ser humano" o "hombre"), antes
llamados vogulos -su nombre en el idioma komi, nombre que a través de éstos pasó
a los rusos (el primer uso registrado del nombre "mansi" es de 1785,
y empieza a ser común a partir de la década de 1920, con la Unión Soviética) y
al resto de idiomas-, son un pueblo indígena en peligro que vive en el ókrug
autónomo de Jantý-Mansí, perteneciente al óblast de Tiumén, en Rusia. En
jantý-mansí, tanto el jantý como el mansí -maan's latyng tienen estatus
cooficial con el ruso.
Antropológicamente los mansí
pertenecen a la raza urálica. Son bajos, con pómulos altos y ojos rasgados, y
pelo y ojos negros. En comparación con otro pueblos fino-ugrios, los mansí
exhiben más características mongoloides. Estas características se hacen más
evidentes con los mansí meridonales.
Hábitat:
El área que ocupan las
poblaciones mansí es extensa, 523.100 kilómetros cuadrados, pero su densidad de
población es baja. Los pueblos mansí están situados normalmente en los valles
de los ríos que van desde los Urales al cauce bajo del río Obi (Konda, Lozva,
Pelym, Sosva, Tavda). Antiguamente el hábitat de los mansí alcanzaba áreas al
oeste de los Urales, y se han descubierto antiguos asentamientos en los
alrededores de Perm y en las cercanías de los ríos Kama y Pechora.
Historia:
Dada su mayor exposición a las
influencias rusas, los mansi están generalmente más asimilados que sus vecinos
del norte, los khanty. El poder soviético entró en los Mansi bajo la forma de
la colectivización. Al igual que con otros pueblos del norte de Rusia, el estado
soviético ordenó la creación de una "literatura nacional" para el
pueblo mansi que consistió mayormente en obras que hablaban del despertar y el
progreso que la revolución de Lenin acercó a los mansi.
El representante más
prominente de este género fue Yuvan Shestalov, quien después de la caída de la
Unión Soviética se convirtió al chamanismo.
A partir de 1960, la explotación de los ricos
depósitos de petróleo de la región causó la mayor ola de migración interna en
la Unión Soviética desde la Segunda Guerra Mundial. Esto trajo consigo una
dramática marginalización de los khanty y los mansi, los cuales constituyen
poco más del 1% de la población del Ókrug. Al mismo tiempo su tierra ha sido
devastada por treinta años de extracción de crudo y sus ríos, contaminados. La
implementación de la industria resultó en la evacuación forzosa de los mansi y
grandes dificultades para ellos respecto al medio cambiado.
Paralelamente la rusificación (en internados
rusos), ha puesto realmente en peligro la conservación de la nación mansi. En
1979 solo el 43% de los mansi se dedicaban a los empleos tradicionales, el
resto eran desempleados o desarrollaban trabajos menores. El alcoholismo se
difundió entre ellos. La esperanza de vida media es de 40-45 años y el
porcentaje de suicidios es elevado.
A la vez que cada vez más mujeres jóvenes
mansi emigraban (por trabajos en Moscú, por ejemplo) el equilibrio entre los
sexos en la comunidad mansi no pudo ser mantenido. Debido a la rusificación de
la década de 1970, dos terceras partes de los niños no hablan su lengua nativa.
Existe una actitud discriminativa hacia los mansi, de modo que algunos de ellos
se han ido a vivir a pequeñas comunidades con sus costumbres, lenguaje y
tradición, mientras que otros han dejado su tierra madre, intentando vivir como
rusos, o se han suicidado.
Juntamente con los khanty, los
mansi están políticamente representados por la Asociación para Salvar Yugra,
una organización fundada durante la Perestroika, a finales de la década de
1980. Esta organización fue una de las primeras asociaciones indígenas de
Rusia.
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