Una estrategia sencilla para superar el hábito de
preocuparse consiste en programar determinados momentos para hacerlo, lo que
llamo << pausas para preocuparse >> . Si nos enfrentamos a una dificultad,
es fácil que pasemos todas las horas de día concentrándonos en ella. En lugar
de ello, programa momentos fijos para preocuparte, por ejemplo, media hora al
día cada tarde. Durante esta sesión de preocupación, puedes permitirte abordar
tus problemas y dar vueltas a tus dificultades. Pero una vez concluya ese
periodo entrénate para dejar los
problemas atrás y hacer algo más productivo, como pasear en un entorno natural,
leer un libro que te inspire o tener una conversación íntima o sincera con
alguien a quien quieras mucho. Si durante otros momentos de día sientes necesidad
de preocuparte, anota lo que te inquieta en un blog de notas que podrías
llevarte a la siguiente sesión dedicada a la preocupación. Esta técnica,
sencilla pero poderosa, te ayudará a reducir gradualmente la cantidad
de tiempo que pasa preocupándote,
y al final erradicara para siempre ese hábito.
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