Introducción:
Asháninca
Población total 88
703 asháninkas y 8 774 ashéninkas
Idioma Idioma
asháninca
Etnias relacionadas Atiri,
caquinte, chamicuro, madija, matsiguenga, etc.
El pueblo asháninca o asháninka
es una etnia amazónica perteneciente a la familia lingüística arawak, llamados
en épocas anteriores como antis, chunchos, chascosos, campas, thampas, cambas,
komparias, kuruparias y campitis, los asháninkas han sido tradicionalmente más
conocidos como campas.
Historia:
Siglo XX, situación actual y oficialización:
Protagonistas de una larga
historia de lucha, los Asháninkas han repelido a los colonos provenientes sobre
los contactos con el imperio incaico
Los primeros testimonios de la
presencia asháninka en la Amazonia que nos han llegado hasta el presente son
armas de bronce, como por ejemplo hachas, encontradas en el territorio que
ocupan desde antes del surgimiento del Imperio Inca.
Algunos contactos con dicha
cultura son evidentes a juzgar por el desarrollo de técnicas textiles y
musicales. Cerca al río Tambo hay varios petroglifos de origen amazónico entre
los cuales el Totem del Tambo un gran petroglifo con cara de mono. e todo de
los Andes peruanos, combatiendo la explotación maderera desde 1980.
Orgulloso de su cultura, este
pueblo es movido por un profundo sentimiento de libertad.
Desde marzo de 2008, el Asháninca
es reconocido por el Gobierno Regional como lengua oficial en Ayacucho, al
mismo nivel que el Quechua y el Castellano. Así mismo, se ha oficializado su
uso en escuelas hasta el quinto grado de secundaria de modo obligatorio en las
localidades ayacuchanas con predominancia asháninca.
Demografía:
En Perú:
En el Perú los asháninkas vivían
dispersos en un vasto territorio que comprendía los valles de los ríos
Apurímac, Ene, Tambo, Perené, Pichis, un sector del Alto Ucayali y la zona
interfluvial del Gran Pajonal, organizados en pequeños grupos residenciales compuestos
por alrededor de cinco familias nucleares bajo la dirección de un jefe local o
curaca. Los ríos donde se asentaron los ashaninka y donde se les puede
encontrar son el Bajo Apurímac, Ene, Tambo, Satipo, Pichis, Bajo Urubamba, Alto
Ucayali, Pachitea y Yurúa, así como en sus principales afluentes. Debido a las
migraciones, ya sea por violencia política como por interés en la extracción de
recursos forestales ha hecho que se movilicen y compartan territorios con otras
etnias, como en el Bajo Urubamba, donde comparten espacio con los machiguenga.
Cartógrafos y viajeros registran
en l857 la existencia de los asháninkas en las cabeceras del Yurúa, desde
finales del siglo XVII e inicios del XVIII, en un territorio ampliamente
dominado por los grupos panos (Kitaka, 1991:38).
Como señala Stefano Varese, ya
Osambela en 1896 estimaba la población asháninka en 20 000 individuos, aunque
en su cálculo incluía a población indígena de otros grupos; en tanto que Von
Hassel, Eberhardt y Nordenskjold estimaban dicha población entre 10 000 y 15
000 personas. Grubb y Fast afirmaban que podían sumar alrededor de 30 000 a 40
000 (Varese, 1973:43).
En las dos últimas décadas, las
estimaciones poblacionales para el conjunto de la sociedad asháninka varían
desde 25 300 habitantes como límite mínimo (Wise y Ribeiro, 1978) a 45 000
habitantes como máximo según cálculos hechos por Varese (1972), pasando por 28
000 de acuerdo a las estimaciones de Uriarte (1976) y por 37 000 en las
apreciaciones de Chirif y Mora (1977).
La información recogida por Mora
(1994) a partir del análisis de los datos de los centros poblados censados en
1981, indica un total de 33 279 asháninkas censados en 208 asentamientos.
De acuerdo a la información en el
censo de 1993, los asháninkas constituyen el grupo indígena más importante de
la Amazonia peruana: 52 461 personas que representan 21,89% del total de la
población indígena censada. El total poblacional señalado incluye a 229
habitantes caquintes, a 44 436 autodenominados asháninkas -habitantes
tradicionales de los ríos Apurímac, Ene, Tambo y Pichis- y a los llamados
ashéninca (7796 personas), moradores de las regiones del Alto Perené, Alto
Ucayali y Gran Pajonal.
En los registros censales, se
estima sin embargo una importante omisión de la población localizada en las cuencas
de los ríos Ene y Tambo, cuya área no pudo ser adecuadamente censada por la
violencia política imperante en la misma.
Los masivos desplazamientos
territoriales y la relocación de cientos de familias asháninkas, como
consecuencia de dicho fenómeno, han tenido un impacto importante en la dinámica
demográfica de esta sociedad, el que recién está comenzando a ser evaluado.1
El promedio de habitantes por
comunidad es de 171 personas, existiendo asentamientos con menos de 10
individuos frente a otros que superan largamente a las 600 personas, siendo el
más poblado el de 1284 personas censadas.
El índice de masculinidad
registrado es de 112,0, observándose un claro predominio de la población
masculina en todos los grupos de edad. El 48,0% de la población asháninka tiene
menos de 15 años, claro indicador de una población mayoritariamente joven. Los
mayores de 64 años representan apenas 1,0% del total censado.
La tasa bruta de mortalidad
asciende a 31,39 por ciento. Este grupo tiene casos masivos de fallecimientos
en el año anterior al censo en algunas comunidades, consecuencia clara del
grave impacto de las acciones terroristas sobre la población asháninka. Seis
comunidades registraron 30 o más fallecimientos en el período indicado y en
otras 33 se consignaron entre 10 y 29 fallecidos durante el mismo lapso.
Los asháninkas en territorio
brasileño suman menos de 1.000 habitantes. Conocidos como kampas en Brasil y
también como campas en Perú (término peyorativo), se encuentran distribuidos en
pequeñas localidades a lo largo de los ríos Breu, Amônia y Arara, afluentes de
los ríos Envira y Yurúa, en el Estado de Acre. Su población se estimaba en 689
personas según datos del CEDI de 1991.
Es muy probable que la presencia
asháninka en Brasil se deba a la acción de los patrones caucheros quienes los
trasladaron desde el Gran Pajonal. Sin embargo, algunas fuentes refieren la
presencia de asháninkas en territorio brasileño desde el siglo XVIII.
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