Principales tribus:
Lules:
Los lules estaban perfectamente
localizados, eran gente nómada, vivían de la caza y del pillaje que ejercitaban
sobre sus vecinos tonocotés. Según algunas referencias históricas, de no haber
mediado la conquista de los españoles, los lules habrían exterminado a sus
vecinos.Se dice que los lules comían carne humana, guardaban cabelleras como
trofeos de guerra y utilizaban flechas envenenadas. En sus incursiones, tomaban
como prisioneros a sus enemigos, a los que luego conducían a sus aldeas, para
hacerlos engordar y posteriormente comérselos.
Ocupaban el sur de la actual
Provincia de Salta, la parte occidental de la Provincia del Chaco, parte de la
Provincia de Tucumán y la región norte del río Salado en Santiago del Estero.
Esta nación se confederó con otras tribus o naciones, para hacer frente a los
españoles. Una de las tribus aliadas fueron los omaguacas, guiados por el
cacique Viltipico (o Viltipoco). También lo hicieron con los mocovíes y los
abipones para atacar las poblaciones españolas y sus amigos aborígenes de los
ríos Dulce y Salado.
Vilelas:
Los Vilelas aparecieron recién en
las crónicas españolas luego de la expedición al Chaco del gobernador Ángel de
Peredo, a mediados del siglo XVII. Probablemente fueron de la misma familia de
los Lules, que no emigraron hacia el sudoeste.
Eran altos y delgados. Los
hombres andaban desnudos o usaban una especie de pollera de plumas de avestruz
y las mujeres se cubrían con una especie de delantal tejido con fibra gruesa de
chaguar. Usaban el pelo largo y sólo se lo cortaban en caso de luto o de
enfermedad. Se perforaban las orejas para colgarse de ellas hilos de diversos
colores. En las celebraciones, los hombres se pintaban el cuerpo con manchas
como el tigre y las mujeres se coloreaban la cara de rojo y negro.
Eran nómades y vivían de la caza,
de la pesca y de la recolección de frutos y raíces silvestres. Cazaban
principalmente el pecarí o chancho del monte, del que utilizaban la carne y el
cuero y recolectaban en especial la algarroba que les servía de alimento y con
la que fabricaban una bebida fermentada llamada chicha. También recogían de los
árboles la miel silvestre o "miel de palo" que les era útil no sólo
como alimento, sino para elaborar el guarapo, bebida embriagadora. Sus armas
eran el arco, la flecha , la lanza y la macana. Eran de carácter alegre,
cantaban y bailaban con frecuencia. Realizaban fiestas y ceremonias en las que
bebían copiosamente hasta emborracharse.
La lengua de los Lules y Vilelas
eran similares, de fonética sencilla y con acentuación por lo general aguda. De
espíritu aguerrido, fueron repartidos en grupo a la llegada de los españoles, u
organizados en reducciones, con el objeto de catequizarlos e iniciarlos en el
trabajo de la tierra y de las artesanías.
Diaguitas:
La zona de los Diaguitas tuvo por
encuadre geográfico el sudoeste de Salta, Catamarca, oeste de Tucumán, la
Rioja, norte de San Juan y en Santiago del Estero desde el río Dulce hasta las
Sierras de Guasayán, geografía que posibilitó el asentamiento de numerosas
comunidades que ocupaban quebradas, oasis, bosques y bañados. Estos sufrieron
la expansión y penetración de los incas a partir del año 1480 y posteriormente
desde 1536 de los españoles.
La cultura de los Diaguitas, por
naturaleza, fue la que alcanzó mayor desarrollo y complejidad en el territorio
argentino. Tuvo una elevada organización socio-económica, aspecto que llevó a
una intensa dinámica a ese pueblo sedentario, agricultor y recolector que
practicó además la caza. Una actitud positiva les permitió relaciones y
contactos con otros pueblos; el comercio o trueque alcanzó gran importancia.
Pueblos Originarios de Tucumán II - Diaguitas - Calchaquíes |
El elemento común fue su idioma:
el cacá o cacán. Sus creencias los llevaron a adorar el sol, el trueno y el
relámpago. Celebraban ritos sobre la fertilidad de los campos y tenían por
madre a la Pachamama, a quien ofrecían sacrificios, igualmente a la lluvia por
ser factor decisivo en sus vidas. El culto de los muertos fue importante lo que
se testimonia en una elaborada funebría y numerosos cementerios. En sus vidas
cotidianas existían tres actitudes: susbsistencia, defensa y comunicación,
consecuencia de un largo desarrollo cultural.
Habitaron la región ubicada al
oeste del río Dulce, hacia las serranías y precordillera. Se unieron con los
lules y juntos oprimieron y apremiaron a los tonocotés, aliados a los
conquistadores, con persecuciones y ataques.
Mocovíes:
Primeros asentamientos de la comunidad Mocoví. |
Esta parcialidad de la familia de
los Guaycurúes, muy numerosa por cierto en el siglo XVIII. Se ubicaban al oeste
del sitio ocupado por los abipones, entre estos y los Lules sobre los márgenes
del Río Bermejo, extendiéndose luego desde el norte hacia el sur, hasta la zona
norte de Santa Fe. Desde el siglo XVII hasta mediados del siglo siguiente,
migraron del norte hacia el sur debido a la introducción del caballo.
Físicamente los mocovíes eran y
son muy parecidos a los tobas; musculosos y de estatura promedio 1,64 m.
Acostumbraban a horadarse los lóbulos de las orejas. Allí ostentaban adornos
diversos, gustando también de adornos labiales o “tambetá”.
Algunas costumbres de los
antiguos mocovíes eran por ejemplo la cacería de los pecaríes, los cuales eran
acorralados con la ayuda de los perros y luego ultimados a golpes de macana.
Las armas utilizadas para la caza eran por lo general el arco y la flecha,
además la lanza y la macana. La caza se efectuaba en forma individual o
colectiva y no tenía una época determinada. En toda familia había un individuo
dedicado a esta actividad. También recogían grandes cantidades de langostas que
les servían de alimento, ya sea tostadas al fuego o cocinadas en una olla con
un poco de agua. La pesca ocupaba un lugar importante en la economía. Eran
pueblos que vivían también, de la recolección de frutos como la del algarrobo y
que disputaban entre sí la zona de caza y pesca.
La alfarería estaba difundida;
las mujeres, generalmente, eran las encargadas de esta tarea. Empleaban el
procedimiento del rodete en espiral, fabricaban piezas de forma subglobular de
amplio cuerpo y cuello estrecho, con dos asas pequeñas por donde pasaba el hilo
que servía de sostén.
En cuanto al armazón de sus
viviendas consistían tradicionalmente en ramas enconadas que se cubrían con
paja dejando un espacio abierto para la entrada. Posteriormente se adopta, tal
vez por vía de préstamo, el caballete como elemento principal sobre el cual se
asentaban el ramaje o la paja. La altura máxima de estas viviendas no alcanzaba
1,80 m. La cama era un cuero tendido en el suelo.
Los mocovíes admitían la
existencia de un ser supremo, pero a esta divinidad no se le rendía ningún
culto. La religión estaba dominada por las ideas del animismo y la magia. Todos
los seres o cosas de la naturaleza poseen alma o están animadas por un espíritu
que es concebido con capacidad de acción y con móviles humanos. No le rendían
culto a los fenómenos naturales ni a los astros. Solo llegaron a
personificarlos y atribuirles poderes benéficos o maléficos para el hombre.
Era un pueblo guerrero, que supo
aprovechar del caballo traído por los españoles para atacar sus ciudades. La
llegada de los jesuitas implicó un gran cambio para ellos; los incorporaron a
sus reducciones y los pacificaron.
Abipones:
En el área de los Guaycurúes y
Sanavirones se encontraban también los Abipones, originarios de la costa del
río Bermejo. Eran nómades y aguerridos. Se alimentaban de los productos de la
caza, la pesca y la recolección, especialmente de algarroba y miel. Comían
carne cruda y se emborrachaban con aloja y guarapo. Eran altos y bien formados.
Su nombre proviene de avapone, que quiere decir "hombre hediondo",
mote asignado por los Chiriguanos, pueblo que sometió a los Matacos. Los
aliados de los Abipones fueron los Mocovíes que originariamente vivían en las
fronteras de Tucumán, pero cuando adoptaron el caballo atacaban permanentemente
las ciudades. Santiago del Estero sufrió sus desbastadores malones.
Los abipones formaban parte de la
familia de los guaycurúes junto a los mocovíes y los tobas y hablaban el
tonocoté. Vivían en estado primitivo, solían andar desnudos y de a pie hasta
que decubrieron el caballo, tras lo cual fueron diestros jinetes. Se rapaban al
cabeza desde la frente, dejándose una trenza hacia atrás. Eran belicosos,
buenos guerreros y pródigos en derramamiento de sangre. Comían carne cruda, en
especial de tigre, para encarnar su valor y fuerza. Eran una de las naciones
más bárbaras del mundo, sanguinarios, continuamente en guerra con vecinos y a
los que mataban se los comían. Los enemigos que capturaban vivos, los
engordaban como ganado y después se los comían.
Una costumbre que se les adjudica
es que los hombres tenían una ceremonia de iniciación, en la que debían
atravesar su miembro viril con una herida o una espina grande en demostración
de su hombría y se untaban el cuerpo con sangre de la lengua para ir a la
guerra. Los abipones, aliados con los mocovíes, atacaban permanentemente a las
poblaciones santiagueñas.
Rio dulce |
En territorio del Chaco fue
fundada en el siglo XVII la primera reducción de estos indígenas, que luego en
el siglo siguiente fue trasladada a orillas del río Dulce, cerca de la actual
Sumampa, con el nombre de Purísima Concepción de la Nueva Reducción de los
Abipones.
Tonocotés:
Los aborígenes enterraban a sus
muertos en urnas de gran tamaño (entierro directo o primario) y luego de
producido el descarne depositaban los huesos en otras más pequeñas (entierro
secundario). Las urnas funerarias las decoraban con dibujos e incisiones.
Los tonocotés vivían generalmente
en pequeños pueblos situados en las orillas de los ríos Dulce y Salado, o en la
cercanía de ellos, y se extendían por el Chaco hasta el Bermejo.
Eran de altura craneal mediana,
de cara ancha y corta, de nariz mediana, y una altura media de 1,60 m.Eran
sedentarios, bajos, robustos y de cultura media.16 Por lo general eran
pacíficos, pero al ser permanentemente hostigados por los lules y otras tribus
belicosas, debían defenderse, para lo cual utilizaban puntas de flecha con
ponzoña.
Si bien no tenían gobierno civil,
en cada tierra había un cacique, a quien respetaban y reverenciaban.17Como
buenos servidores, fueron llevados por los españoles a servir en las distintas
ciudades que fundaron. Eran agricultores y recolectores, sembraban dos veces al
año, especialmente maíz, zapallo y porotos. Para sembrar aprovechaban el limo
que los ríos dejaban al retroceder luego de las crecientes. Utilizaban el fruto
del algarrobo con el que también hacían la bebida alcohólica denominada aloja,
y con el maíz elaboraban la chicha, bebida también fuerte y que embriaga con
facilidad.
Domesticaban y criaban guanacos y
ñandúes. De ellos tomaban la carne, el cuero y las plumas. Para alimentarse
también recurrían a la caza de liebres, perdices y distintos tipos de aves.
Eran buenos pescadores, lo hacían con redes, con lanzas y cuando había poca
agua en las orillas, hasta con las manos. El bosque les proveía de miel, frutas
y raíces silvestres, algarroba, mistol, tuna, chañar, yuca, grana y cera.
Los hombres vestían una especie
de delantal o pollera de plumas de ñandú sujeta a la cintura, mientras que las
mujeres una manta que usaban como las mujeres en Egipto, que fabricaban con
fibras de chaguar, lana de llama o piel de guanaco. Sus armas eran las
boleadoras, las lanzas, el arco (de gran tamaño) y la flecha, que eran de punta
triangulares con ponzoña y fabricadas en piedra o con huesos.
Utilizaban a la perfección la
arcilla o barro cocido, eran expertos alfareros y fabricaban diversos tipos de
objetos de cerámica: urnas funerarias, recipientes para contener líquidos,
instrumentos, estatuillas, cuentas de collares. Estos objetos solían tener
formas de animales, de aves o de seres humanos en coloración blanca, negra,
rojiza y ocre. Las mujeres eran hábiles hilanderas y tejedoras de fibras
vegetales y lanas. Con sus telares fabricaban tapices, colchas, fajas, bolsos,
etc.
Sus chozas estaban emplazadas
sobre túmulos, la mayoría artificiales, para que el agua de río no las
afectara. Muchas viviendas estaban cercadas en su conjunto por empalizadas
defensivas. Las viviendas estaban agrupadas en aldeas. No tenían relaciones
amistosas con los diaguitas, ni con los lules, quienes los hostigaban
permanentemente.
Guaycurúes:
Los Guaycurúes eran una extensa
familia compuesta por una serie de pueblos que habitaron en la inmensidad del
Chaco con penetración en el noreste santiagueño.
En los primeros tiempos
hispánicos los Guaycurúes fueron conocidos como los frentones, dada la costumbre
que tenían de raparse la parte anterior de la cabeza, dando así la falsa
impresión de tener una frente más grande. Eran altos y de fuerte complexión, de
ojos más bien pequeños y negros, de pelo liso y nariz larga y aguileña.
A principios del siglo XVII
adoptaron el caballo y comenzaron una vida de depredación y pillaje que los
llevó a destruir otras poblaciones indígenas, a atacar estancias y ciudades de
los españoles. Eran nómades y había entre ellos grupos que se dedicaban a la
recolección, a la caza y a la pesca. Recolectaban frutos silvestres y miel,
tuna y raíces de plantas. Los métodos de caza eran diversos se la practicaba en
forma individual o colectiva, eran muy preciados el ñandú o avestruz y el
pecarí o chancho del monte. Cazaban con flechas, lanzas y macanas. Eran
monógamos, no así los caciques. Al igual que los abipones practicaban el
casamiento por compra.
En el arte realizaban piezas de
alfarería de carácter utilitario, practicaban el hilado y tejido, usaban como
materia prima la lana de oveja y las fibras de chaguar. Los muertos eran
enterrados con todos sus efectos personales e incluso con alimentos y agua. La
religiosidad estaba dominada por las ideas de animismo y la magia, sin embargo
es evidente la existencia e idea de un alto Dios.
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