Introducción:
Periodo proclasico, vemos unos hombres volar colgados y sujetados
por unas cuerdas, colgados del mástil de un poste. Son cuatro y el
caporal los que danzan están a 20 metros de altura, hacen piruetas en el
aire, suben y bajan para el deleite de los espectadores. Su vestimenta tiñe el
cielo de color, la muchedumbre les agradece su exhibición, les aplauden. A una
orden de trompeta del mayoral van descendiendo suavemente sus rostros reflejan alegría
por la exhibición bien hecha, van dando la mano a los presentes de una plaza de
México (también viajan a otros lugares). Ellos son los voladores aztecas los Papantla
todo forma parte de una ceremonia religiosa, un ritual en Mesoamérica y también en
Guatemala.
La cultura inmaterial:
Sus orígenes se remontan al periodo proclasico medio
mesoamericano, se han encontrado representaciones de este ritual en la cerámica
funeraria de las culturas de occidente (Colionas, Jalisco, y Mayarit). Posteriormente
paso a otros pueblos, muy probablemente relacionada con el sacrificio
gladiatorio y los cultos a la fertilidad. En la actualidad sobrevive entre los
Nahuas, y los Totonacos de la sierra norte de Puebla y el Totonacapan.
Los cuatro danzantes representan a los cuatro puntos
cardinales y el caporal que es el que dirige el culto, también se observaron en
México con dos danzantes. La fertilidad se representa mediante el descenso de
los danzantes que simboliza la caída de la lluvia.
La celebración se acompaña de danzas y música se utiliza un
gran palo (20 metros palo volador), en este se ajustan varias piezas una
pequeña base de madera, una cruz, un pivote (denominado también manzana), que unirá
y posibilitara el giro y una escalera unida al palo. En los extremos de la cruz
se colocan cuerdas que sujetan a los danzantes simbolizando a los puntos
cardinales, y en el centro del poste se
coloca el caporal que toca un tambor y una flauta y coordina el ritual.
Cada señal que el caporal hace es un tipo de acrobacia, en
una de ellas cada danzante volador salta al vacío sujetado por la cintura bocabajo
y afianzándose con las piernas gira 13 veces, cada una de ellas simulando
descender por los 13 cielos del dios sol, que multiplicado por los cuatro
voladores da el resultado de 52 ya que este número es el símbolo del ciclo del calendario
indígena o xiuhmolpillo.
El ritual finaliza cuando los participantes empiezan a abrir
el círculo hasta tocar el suelo. Si los espectadores aplauden alguno de la
voladora dobla las piernas y se toca los pies con las manos siendo esta una
maniobra muy difícil que solo suele durar unos segundos.
Actualidad:
Las danzas indígenas trataron de ser prohibidas por los
misioneros españoles en América, por lo que la permanencia de esta tradición se
limita grupos nahuas y totonacos de la Sierra Norte de Puebla y el Totonacapan
veracruzano, siendo bastante popular y difundido en Papantla, Veracruz, por lo
que a los voladores se les conoce como “Voladores de Papantla”. Algunos grupos
de indígenas de esas regiones se han trasladado a diversos puntos de la República
Mexicana, como el Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México y el
parque eco-arqueológico Xcaret en Quintana Roo, donde hacen una breve
representación del ritual indígena.
La danza del Volador es conocida en Papantla como “Vuelo de los
muertos” o Kos'niin y la danza Hua-hua como “Guacamaya” o Lakka.
A la danza se han incorporado elementos occidentales y
modernos como la utilización de espejos en los trajes, los cuales no eran
conocidos en la era prehispánica. También se elaboran palos de metal en vez de
madera y el palo del árbol ya no es llevado sin tocar el suelo, cargado por
toda la comunidad, sino que usan vehículos de combustión interna para el
arrastre. La introducción de estos elementos ha sido valorada como negativa
para la tradición, además de que la danza ha adquirido características de
Circo, pues ha sido comercializada como espectáculo, y para ello se ha buscado
mayor atractivo visual, realizándola en un palo más alto superando el número de
13 vueltas, lo que rompe con el carácter sagrado de la tradición. Ante este
escenario varios danzantes se agruparon en una Unión de Danzantes y Voladores
con el fin de preservar la tradición original. Por otra parte, esta danza ha
sido juzgada como un “juego” prehispánico, siendo que es un ritual sin carácter
lúdico.
Esta danza también se practica en Guatemala, en el
departamento del Quiché, en Chichicastenango y Joyabaj, entre otros.2 Se
realiza durante las actividades de celebración de los patrones de dichos
municipios, para lo cual, cuentan con el elemento principal que es el
"palo" frente al Templo Católico y se ubica permanentemente en ese
sitio, hasta que es utilizado cada año.
Historia:
El ritual de los voladores de Papantla inició como una
ceremonia en la época prehispánica, que tenía que ver con un rito orientado a
pedir lluvia debido a un periodo largo de sequía, el rito en aquellos tiempos
no se iniciaba aventándose al vacío, si no con la selección del “palo volador”
se internaban en busca del más alto, se danzaba en torno a él y se realizaba toda
una serie de pasos para llevarlo al lugar en donde lo colocarían, un dato
curioso es que las mujeres tenían prohibido tocarlo ya que era una señal de mal
augurio. Actualmente se ha generalizado al empleo de postes de acero con
pequeños peldaños metálicos, conservándose únicamente de madera el bastidor y
el tecomate. La altura varía de un palo a otro: el que se encuentra en la
explanada de la iglesia de Papantla mide aproximadamente 37 m; el localizado en
El Tajín tiene casi 27 m; y el del Museo Nacional de Antropología de la ciudad
de México alcanza los 25 m.
No hay comentarios:
Publicar un comentario