Un gran respeto por sus muertos lo cual lo tansladaban a darles grandes manifestaciones de duelo en
sus entierros. Los chapapoyas hacían dos modalidades, los sarcófagos que eran
tumbas unipersonales con forma humana y los mausoleos que eran colectivas. Se caracterizaban
por estar construidas en cavernas verticales inaccesibles.
Esta cultura se desarrolla en el periodo de las altas
culturas siendo una cultura preincaica que se desarrolla en el departamento
peruano de amazonas o sea que corresponde al horizonte medio y durante el
periodo intermedio tardío. Ha dejado importantes monumentos de piedra como la
llacta de kuélar el gran pajaten edificaciones funerarias, sarcófagos, y
mausoleos uno de ellos la laguna de condores lugares de difícil acceso.
Sachapcollas o collas selvicolas también conocidas así
habitaban al sureste de Bracamoros (actual Perú), en la margen derecha del rio marañón
tubo como centro el valle del rio utcumbana toponímico que puede ser traducido
por "territorio de los agujeros o cuevas" (utcus).
Probablemente se extendieron por el sur hasta el rio avispero
afluente del huellaga de gran pajaten. Garcilaso de la vega se refiere al
territorio de los chachapoyas que decia que era tan extenso "que le pudiéramos
llamar reino porque tiene más de cincuenta leguas de largo por veinte de ancho.
Los chapapollas habían sido conquistados
por los incas en tiempos del gobernante Túpac Inca Yupanqui.
Algunas notas pintorescas:
"Son los más blancos y agraciados de todos cuantos yo
he visto en las Indias que he andado, y sus mujeres fueron tan hermosas que por
serlo, y por su gentileza muchas de ellas merecieron ser de los incas y ser
llevadas a los templos del sol [...] andan vestidas ellas y sus maridos con
ropas de lana y por las cabezas solían ponerse llautos, que son señal que traen
para ser conocidas en todas partes.
Y agrega que después de su anexión al imperio incaico
adoptaron las costumbres impuestas por los cusqueños.
Los chachapoyas tienen una larga historia en la región,
medida en varios milenios a juzgar por los testimonios de arte rupestre
expuestos en las paredes rocosas de cuevas de la provincia de Utcubamba.
Posiblemente fueron descendientes de inmigrantes cordilleranos que modificaron
su cultura ancestral en el nuevo medio, tal vez recogiendo tradiciones de los
primeros pobladores de origen amazónico. Los chachapoyas modificaron el paisaje
selvático tornándolo erosionado y yermo a medida que iban depredando los
bosques y como consecuencia de las quemas anuales a que sometían sus tierras.
Esta modificación del paisaje original se presenta elocuentemente en el área
del río Utcubamba.
La cultura chachapoyas propiamente dicha posiblemente tuvo
sus inicios en el siglo VIII. Debió alcanzar su fase de florecimiento a partir
del siglo XI y se prolongó hasta la llegada de los españoles al Perú, aunque
hacia 1470 su independencia política quedó afectada por la conquista incaica
(ver Expansión del Imperio Inca). Su territorio se extendía de norte a sur casi
400 kilómetros, desde el río Marañón en la zona de Bagua, hasta la cuenca del
río Abiseo, donde se encuentra la ciudadela de Gran Pajatén, y aún más al sur
hasta el río Chontayacu. Abarcaba así la parte sur del actual departamento de
Amazonas y sectores del noroeste del departamento de San Martín, como también
espacios del extremo oriental del departamento de La Libertad.
Su población se estima en hasta 400 000 indígenas. Al
momento de llegar los españoles esta se redujo a 20 o 30 mil habitantes.
Testimonios chachapoyas
Numerosos y enormes conglomerados de edificaciones pétreas
de planta circular como los de Olán, Congón (Vilaya), Purunllacta (Monte
Peruvia) y los elevados muros-andenes de Cuélap, son testimonios del esplendor
cultural alcanzado por los chachapoyas desde mucho antes de su anexión al
incario. Tenemos además, en el actual departamento de San Martín, la ciudadela
de Gran Pajatén.
La construcción monumental de Kuélap se ubica al suroeste de
Tingo, a 3.000 msnm longitud Este coloso de la arquitectura ancestral peruana,
que se extiende por 600 metros en su eje longitudinal, está conformado por una
plataforma construida sobre la cima de una elevada montaña. Los muros que la
sostienen, levantados con piedras uniformes y careadas, se elevan hasta por 19
metros. Kuélap es sin duda el testimonio más grandioso de los Andes amazónicos
norteños. La mayoría de los 400 recintos emplazados sobre esta enorme
plataforma debieron ser depósitos de alimentos. Según Kauffman Doig (1996),
Kuélap pudo ser un gran centro administrativo de la producción agraria donde
además se hacían rituales propiciatorios de la fertilidad, como ocurrió en gran
parte de la arquitectura monumental del Perú antiguo.
La arquitectura chachapoyas se caracteriza, también, por
exhibir dos formas de patrones funerarios: el mausoleo y el sarcófago. Este
último es un sepulcro unipersonal que reproduce el contorno de la figura Humana.
Los más importantes restos sepulcrales están localizados en el departamento de
San Martín. Sin embargo, un sitio imponente, colmado de mausoleos, es el de La
Petaca, en el distrito de Leymebamba divulgado por Gene Savoy (1978). Se trata
de mausoleos de piedra que, al parecer, estuvieron originalmente tarrajeados y
enlucidos.
Los chachapoyas fueron también eximios tejedores, como lo
demuestran los hallazgos realizados en el margen derecho del Pisuncho, en
Karajía, en la Laguna de las Momias y en otros lugares.
También decoraban mates con figuras pirograbadas, tallaban
la piedra y la madera; además, dejaron muestras excepcionales de pintura mural,
como la de San Antonio (Luya).
En cuanto a la cerámica, la de los chachapoyas es tosca,
tanto en lo que se refiere a su factura como a su decoración. Los elementos
decorativos están prácticamente limitados a motivos acordonados o
"achurados". Peter Lerche (1986) propone que éstos son de origen
amazónico. En todo caso, éste sería el único patrón procedente de la Amazonía
ya que, en lo fundamental, los chachapoyas se enraízan en la tradición cultural
andina.
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