El asiento primitivo era la zona del mar báltico (como el título),
Cornelio Tácito los menciona aunque llama suevos a todos los pueblos germánicos
del este (alemanes, marcomanos, y turingius). En el 406 traspasaron el limes
del imperio romano de occidente y poco después fundaron el reino suevo en la
provincia romana de Gallaecia en el norte de Hispania.
En el 585 el reino lo conquista el rey visigodo Leovigildo.
Sus migraciones:
Se dirigieron hacia el sur y el oeste quedándose un tiempo
en la Alemania moderna. Todavía existe una región alemana llamada Suabia.
Asimismo en Galicia existen dos parroquias de nombre suevos en las comarcas de
la Coruña, y hasta cuatro poblaciones más con dicha denominación. En Asturias también
existe la sierra del sueve.
Entrada en el Imperio romano y asentamiento en Hispania:
Dirigidos por su rey Hermerico, en diciembre de 406 y en
compañía de otros pueblos germánicos cruzaron el Rin, que estaba helado, a la
altura de Maguncia, penetrando en el Imperio Romano de Occidente. Durante dos
años se movieron a sus anchas por las Galias, dedicándose al saqueo y al
pillaje. En 409, junto con vándalos y alanos penetraron en Hispania,
atravesando el Pirineo Occidental. Estos pueblos asolaron el norte de la
península, hasta que en 411 suevos y vándalos asdingos se asentaron en la
provincia de Gallaecia, firmando un pacto (foedus) con el emperador Honorio por
el que el territorio se convertía en federado de Roma como regnum (reino) y
estableciendo su centro político en Bracara Augusta (actual Braga, en
Portugal). Pronto surgieron desavenencias con los vándalos, los cuales se
dirigieron a la Bética y posteriormente pasaron al África romana. Debido a su
escaso número (apenas unos 30.000), los suevos vivieron agrupados
.
Cabeza sueva |
Primera etapa (hasta 469):
El área territorial del reino de los suevos, así como su
centro de gravedad, fueron variando con el tiempo. En un principio, el grueso
de la población sueva se cree que se asentó entre la desembocadura del Duero y
la ría de Vigo. Tras la marcha de los visigodos de la Península en 418, los
vándalos se enfrentan a los suevos, derrotándolos en la batalla de los montes
Nervasos, y sólo la intervención de los romanos los salva del desastre. Los
vándalos abandonan posteriormente la Península para instalarse en África,
dejando a los suevos como único pueblo bárbaro en Hispania. Requila comenzó una
etapa de expansión, logrando tener bajo su control toda la península salvo la
Tarraconense (en poder del Imperio). Trasladó su capital de Braga a la capital
lusitana, Mérida, y derrotó en 446 a Vito, general romano que intentó parar la
expansión sueva. En 453 Requiario, su sucesor, firma la paz con los romanos,
entregándoles la Cartaginense, pero en 456 decide pasar a la ofensiva
invadiendo la Cartaginense. Esto provoca la intervención de los visigodos, que
derrotan a los suevos en la batalla del río Órbigo (456, cerca de la actual
Astorga). Los visigodos persiguieron a los fugitivos hasta Braga, que
saquearon, y ejecutaron a Requiario, al que habían capturado, dejando como rey
a Agiulfo, que cometió innumerables tropelías, provocando una guerra civil que
traería un periodo de caos en el reino. Esto impidió una ulterior expansión del
reino suevo, que a partir de ese momento quedaría limitado al noroeste de la
Península Ibérica.
.
En los años siguientes se sucedieron las luchas entre
distintos pretendientes al trono, con una activa participación visigoda.
Remismundo consiguió unificar el reino, y durante su reinado los suevos se
convirtieron al arrianismo.
Entre 469 y 558 hay una laguna histórica debido a la escasez
de fuentes. Sólo consta el nombre del rey Teodemundo.
Etapa final (558-585)
Etapa final:
Los suevos empiezan a reaparecer en la historia a mediados
del siglo VI. Por esta época, el rey Charriarico o Karriarico o Carriarico (c.
550-559) introdujo el catolicismo, según el testimonio de Gregorio de Tours, al
invocar a San Martín de Tours, gracias a cuya intercesión un hijo del rey se
habría curado de una grave enfermedad, tras lo cual se trajeron unas reliquias del
santo al reino suevo. La sustitución del arrianismo por el catolicismo pudo
llevar aparejadas situaciones de tensión de las que, sin embargo, no hay
noticias. Isidoro cita como primer rey católico a Teodomiro (559-570).
Asimismo, a finales del siglo V y principios del VI,
contingentes de población celta procedentes de Gran Bretaña y huyendo de las
invasiones anglosajonas se instalan en la costa lucense, aproximadamente entre
el río Eo y la ría de Ferrol. Esta población se organizó en torno a una diócesis
propia con sede en Britonia (lugar que los expertos identifican habitualmente
con la actual parroquia de Santa María de Bretoña, ubicada en el municipio
lucense de Pastoriza). Su relación con los asuntos del reino queda atestiguada
por la participación de su obispo Mailoc en los Concilios de Braga de los años
561 y 572.
En tiempo de Charriarico parece haber predicado en el reino
suevo otro Martín, San Martín Dumiense o de Braga (c.520-580), luego arzobispo
de Braga, de quien se dice que realizó la conversión de muchos suevos arrianos
(quizás Gregorio de Tours confunda a ambos santos) y que influyó notablemente
en Teodomiro, al principio de cuyo reinado (hacia el 560), cuando ya se había
consolidado el catolicismo, estableció varios monasterios en el reino, entre
ellos el de Dumium cerca de Braga, del que fue abad hasta que los obispos del
reino le aclamaron como Obispo (metropolitano) de Braga el 567.
El 575 Leovigildo, rey de los visigodos, penetró en las
montañas de la actual provincia de Orense, que aparentemente deberían haber
estado bajo control del rey de los suevos. A caballo entre los territorios
actualmente leoneses —donde los visigodos aún no habían establecido su poder
antes del 573 (y que debieron independizarse después de 457)— y las tierras de
los suevos, habían surgido señoríos locales de vinculación incierta,
probablemente iniciados después del 457, al debilitarse el reino suevo, y
consolidados posteriormente hasta lograr una independencia efectiva (el reino
suevo no había intentado combatir con los visigodos ni siquiera en los momentos
de mayor debilidad de éstos, con Atanagildo, cuando otros rivales aparentemente
menos poderosos se atrevían a desafiarle). Y tampoco consta que en ningún
momento intentaran someter las regiones asturleonesas, que antes les habían
pertenecido y luego debieron autogobernarse, ni Cantabria, donde en cambio
penetraban los vascones. En esta zona Leovigildo hizo prisionero a un señor
local (loci senior) llamado Aspidius, junto a su esposa e hijos, y se adueñó de
sus dominios. Aspidius gobernaba al parecer sobre un pueblo conocido por
araucones o aregenses, que dieron nombre a las montañas de la zona.
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