إمارة غرﻧﺎﻃﺔ
Emirato de Granada
Introducción:
El Reino nazarí de Granada, también conocido como Emirato de
Granada o Sultanato de Granada, fue un estado musulmán situado en el sur
de la península ibérica, con capital en la ciudad de Granada, que existió
durante la Edad Media.
Reino nazarí, de 1232 a 1492. |
El reino fue fundado en 1238 por el noble nazarí
Mohamed-Ben-Nazar, aunque originalmente tenía su centro de poder situado en
Jaén. Unos años después el monarca nazarí trasladó su corte a Granada,
alrededor de la cual orgnizó su nuevo estado. El reino sobrevivió en esta precaria
situación gracias a su favorable ubicación geográfica, tanto para la defensa
del territorio como para el mantenimiento del comercio con los reinos
cristianos peninsulares, con los musulmanes del Magreb y con los genoveses a
través del Mediterráneo, lo que hizo que tuviera una economía diversificada.
Sin embargo, fue perdiendo territorios paulatinamente frente a la Corona de
Castilla, hasta su definitiva desaparición tras la Guerra de Granada, mantenida
entre 1482 y 1492. El reino nazarí de Granada sería el último Estado musulmán
de la península ibérica, la antigua al-Ándalus. Su último rey fue Muhámmad XII
(conocido como Boabdil "El Chico"), derrocado por los Reyes
Católicos, que se vio obligado a rendir Granada el 2 de enero de 1492. Tras esto
fue definitivamente incorporado a la Corona de Castilla como Reino de Granada.
Historia;
Origen e inicios:
El día en que Boabdil decidió rendir Granada a los Reyes Católicos. |
Tras la derrota almohade en 1212 en la batalla de las Navas
de Tolosa, comenzó a tomar importancia en el sureste de al-Ándalus la dinastía
nazarí, linaje de origen árabe, cuyo fundador fue Alhamar "el Rojo",
quien se proclamó sultán en 1232, siendo reconocido como tal por las
oligarquías de Guadix, Baza, Jaén, a lo que se unió la anexión de la Taifa de
Málaga en 1238, o la sumisión de Almería. En 1234 se declaró vasallo del poder
de Córdoba, pero en 1236 Fernando III conquistó dicha ciudad y Alhamar se hizo
vasallo del rey castellano, lo que le permitió conservar su independencia. En
1238 Alhamar amplió sus dominios conquistando Granada, pero en 1246 Fernando
III le arrebató Jaén, para consolidar sus conquistas en el valle del
Guadalquivir, lo que obligó a Alhamar a firmar el Pacto de Jaén, en el que
reconocía al monarca castellano como señor de aquel territorio y quedaba
obligado a pagarle parias para conseguir paces de veinte años.
Al compás en que finalizaban las conquistas de Fernando III
en el Valle del Guadalquivir, tuvieron lugar algunas sublevaciones mudéjares,
como fueron la Rebelión o Revuelta mudéjar de 1264,1 en el Reino de Sevilla, así
como los mudéjares del reino de Murcia, ambos de muy reciente incorporación a
la Corona de Castilla.2A pesar del apoyo militar granadino, la mayor parte de
la población mudéjar del Valle del Guadalquivir fue expulsada tras la represión
y se desplazó al Reino nazarí. Hubo una segunda gran revuelta mudéjar en la
Corona de Aragón (principalmente, en el reino de Valencia) en 1276 (prolongada
hasta 1304), en la que la caballería granadina intervino en apoyo de los
mudéjares sublevados.Castilla, a la muerte de Fernando III en 1252, era el
único Estado que aún tenía fronteras con los musulmanes, quienes se habían
visto reducidos a los macizos penibéticos y la costa que va desde Barbate hasta
Águilas y con un Estado de una superficie aproximada de unos 30.000 km2.6 La
frontera entre los dos reinos, la denominada Banda Morisca.
Una época de
prosperidad:
La caída de Loja en 1486 marcó el comienzo del avance cristiano hacia Granada |
El estatus de Granada como territorio tributario y su
posición geográfica favorable, con las montañas de Sierra Nevada como barrera
natural, ayudaron a prolongar el reino nazarí permitiendo prosperar al pequeño
emirato como punto de intercambio comercial entre la Europa medieval y el
Magreb. De hecho Granada fue una ciudad próspera durante la Crisis del siglo
XIV que asoló a Europa. Granada también sirvió de refugio para los musulmanes
que huían de la Reconquista. Iba a ser en la Granada de esta época donde se iba
a producir uno de los más intensos florecimientos culturales del Islam.8 Su
reflejo más evidente, quizás sea el conjunto palaciego de la Alhambra, todo un
universo encerrado en sí mismo de palacios, jardines, fuentes y estanques.8
A pesar de su prosperidad económica, los conflictos
políticos eran constantes, y esta debilidad fue aprovechada por los cristianos,
que fueron conquistando pequeños territorios al reino granadino. No obstante,
algunas tentativas castellanas acabaron en rotundos fracasos, como los
desastres de Moclín (1280),9 la Vega de Granada (1319)10 o Guadix (1362).11 A
su vez, los ejércitos nazaríes lanzaban numerosas razias sobre los territorios
cristianos, con resultados dispares: derrotas como Linuesa (1361) o victorias
como Algeciras (1369).12 Entre 1351 y 1369 los nazaríes se aprovecharon de la
Guerra Civil que estaba teniendo lugar en Castilla entre los pretendientes
Pedro I y Enrique II. Este conflicto, a la par que dejó agotada a la Corona de
Castilla, concedió al reino nazarí unos años de paz en los que pudo mantener su
estrategia exterior sin interferencia de los castellanos.
Debido a la apertura de nuevas rutas comerciales directas
entre el Reino de Portugal y África a partir del siglo XV, Granada empezó a perder
su posición estratégica y la convirtió en un lugar menos importante. Con la
unión de las Coronas de Castilla y Aragón en 1469, su situación se complicó y
no pudo hacer frente a la expansión cristiana.
Decadencia y caída
final:
Posición del Reino Nazarí en el Mediterráneo Occidental, hacia 1360. |
La caída de Loja en 1486 marcó el comienzo del avance
cristiano hacia Granada que culminaría en 1492 con la toma de la capital.
Tras esta época de esplendor, el reino quedó bajo el
gobierno de distintos soberanos que fueron incapaces de mantener el control del
territorio. Con el fin de la Guerra Civil Castellana hacia 1480 y el definitivo
asentamiento de Isabel I en el trono, se daban por primera vez en Castilla las
condiciones necesarias para realizar la conquista total de Granada, que se
veían favorecidas por la crisis política y económica en el Reino nazarí.13 Las
guerras civiles granadinas eran causadas por las luchas intestinas entre dos
facciones del poder nazarí: los partidarios del emir Abú l-Hasan Alí y de su
hermano El Zagal, y los partidarios del hijo del emir, Muhammad XII Boabdil.13
Este último, capturado por los castellanos, firmó con Fernando una tregua que
confirmaba su vasallaje, al que posteriormente se unirían otros pactos. A
partir de 1484 los Reyes Católicos llevaron a cabo una larga y tenaz serie de
asedios en lo que se denominó la Guerra de Granada, utilizando la novedosa
artillería que condujo a la toma progresiva de las plazas granadinas una tras
otra.14
Sobre el solitario reino de la media luna se abalanzaron las
tropas de las Coronas de Castilla y Aragón, en la culminación del viejo sueño
de la Reconquista.14 Tras la pérdida de Málaga en 1488 y la pérdida del
territorio oriental (la Cora de Bayyāna) en 1489 dejan al Estado granadino en
una grave situación.14 En 1491 se dispuso el cerco de Granada y la construcción
de Santa Fe, el campamento base desde el que los Reyes Católicos dirigen las
operaciones de asedio. El tiempo y la actitud pactista de Boabdil influyeron a
favor de Castilla, y la capitulación de Granada tuvo lugar el 2 de enero de
1492.13 Así terminaban más de 250 años de existencia del Reino nazarí.
Mapa de las costas del reino de Granada en un atlas náutico otomano del siglo XVI. |
Economía:
Para posibilitar su supervivencia, el Emirato hubo de hacer
un importante esfuerzo para aumentar las fuentes de riqueza agraria y mercantil
a través de aprovechamiento máximo de las técnicas de regadío mediante una
minuciosa regulación del uso y reparto del agua en las vegas y hoyas
granadinas. Así, estas proporcionaban
una gran abundancia de productos hortícolas y frutícolas destinados tanto para
el mercado interior como el exterior, compensando el déficit en cereales del
emirato que, en ocasiones, tenían que importar. La economía se complementaba
con la ganadería en las zonas montañosas, la pesca en las costeras, los
recursos mineros de sureste, así como la cerámica y sobre todo la artesanía
textil de la seda, base de la vida económica urbana y del comercio exterior.
Comercio:
Colunnas nazaris en el patio de la alhambra |
Uno de los elementos básicos de la economía granadina era el
comercio. El control cristiano del Estrecho de Gibraltar desde la Batalla del
Salado (1340) y la conquista de Algeciras (1344), cortó al Reino de Granada el
auxilio militar desde el Norte de África, pero también estimuló un comercio
entre la Europa atlántica y el Mediterráneo del que los Nazaríes se
beneficiaron enormemente. Sus puertos se convirtieron en escalas básicas para
los comerciantes, al tiempo que sus productos se abrieron a otros mercados:
Catalanes y, especialmente Genoveses,21 establecieron consulados en Málaga,
Almería, Adra o Almuñécar, los principales puertos del Reino. El comercio con
el Magreb y el Norte de África alcanzó una gran importancia, a la que luego
seguirían las redes comerciales con la Corona de Aragón: Cataluña, Valencia y
Mallorca. El control castellano del Estrecho de Gibraltar revalorizó el valor
de los productos granadinos, sobre todo la seda, azúcar, frutos secos y las
anchovetas. A partir de entonces el comercio con la Corona de Castilla,
especialmente con Sevilla, adquirió una gran importancia. La exportación de la
seda, que tuvo sus principales centros en Granada, Málaga, Vélez-Málaga o
Ronda, se convirtió en uno de los principales productos de manufactura, y su
importancia fue tal que los Reyes Católicos establecerían después de 1492 la
llamada "Renta de la seda de Granada". También se producían
intercambios comerciales a lo largo de la frontera terrestre granadina, a
menudo realizados de forma ilegal.
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